La Navidad y sus días tan señalados para los reencuentros familiares condicionan en alto grado las salidas al campo con los perros y la caza.
Aun así, si las diferentes situaciones que puedan estar provocadas
por estos días, te permiten alguna escapada para desahogar los perros, por muy
escueta o poco fructífera que pueda ser la jornada, siempre resultara
reconfortante.
Esto mismo fue lo que hicimos el pasado domingo tres de Enero
consiguiendo abatir este conejo con las dos perdigueras, una salida relámpago que
comprimida en algo menos de dos horas nos serviría para aligerar a los perros
de la monotonía de la perrera y a nosotros para mitigar las ansias de disfrute
por el contacto directo con la naturaleza.
La caza es un don que aún hoy solo unos pocos, cada vez
menos, podemos seguir disfrutando, a pesar de la insensatez de una mayoría, que
unidos en su sin razón pretenden hacernos creer que aquello que en su día fue
una práctica de primera necesidad para la supervivencia humana, cazar para poder
comer, es algo que no ha quedado impreso en nuestro código genético, ¡óiganme
ustedes señores ecologistas!!!! Yo no tengo la culpa de haber nacido con el gen cazador y les puedo asegurar, que seguiré cazando, muy a su pesar, hasta el día
en el que muera.
Saludos y buena caza, cazadores.
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