Alguien que se haya parado a observar la naturaleza habrá visto alguna vez al gavilán cazando…….¡Cuando viene el presto Gavilán y la arrebata; el preso chilla y el prendedor le mata…!!!Perdonarme esta pequeña digresión filosófica.
El hombre en el mundo y a lo largo de su historia y civilización,
solo hemos sido cazadores “depredadores” el rey de la naturaleza ¡Qué gran lección
de sabiduría nos da la naturaleza, sobre todo en estos tiempos en los que tanto
se confunde a las gentes con las elucubraciones de los sociólogos de gabinete y
de los ecólogos de exhibición!!!
Cazar no es solo buscar, perseguir y apoderarse de u animal
libre, vivo o muerto, sino que en todo eso hay una serie de importantes y sutilísimos
matices que contribuyen un problema no ya arduo de resolver, sino tan solo de
plantear.
Cazar no es solo derribar al jabalí o a la libre a la carrera,
o a la perdiz o torcaz al vuelo, sino conocer, prever y vencer todos los
recursos activos y pasivos que ponen en su defensa, que no son pocos ni torpes
¡mucho ojo con esto!! El cazador tiene que dar a la especie cazada la oportunidad
de (the chance, dicen los ingleses) de que el animal pueda ejercer tales
defensas. Por ejemplo: es lícito dentro de la moral o ética venatoria matar al
conejo o al jabalí libres que huyen por el monte, en cambio no es licito, no es
absolutamente cazar, darle un tiro al conejo en el corral o a un jabalí preso
en una pocilga. Es lícito, pero desde puntos de vista muy ajenos a la caza, que
matemos al animal de un tiro o con el cuchillo del matarife para aprovecharnos de
él; así le mataríamos pero no le cazaríamos.
Nuestro tiempo- que es un tiempo bastante estúpido- no considera la caza como un asunto serio…..La ocupación venturosa más apreciada por el hombre normal ha sido la caza……El deporte de la caza: un anhelo, todo lo extraño que se quiera, pero profundo y permanente en la condición humana.
J. Ortega y Gasset: Prólogo a Veinte años de Caza Mayor del Conde de Yebes. Año 1943.