La raposa le dijo
al Arrendajo:
Tu cazas arriba
y yo cazo abajo,
y los dos vivimos
del mismo trabajo.
Yo huyo de los
perros
y tu del Milano
que te viene
encima;
tú comes los huevos
y yo la gallina
y los dos vivimos
gracias al milagro
de mis pies ligeros
y tu vuelo raudo.