Pensativo en mi puesto observo
como rompe el día en esta preciosa mañana, la niebla allí al fondo muy agarrada
a los cauces del Tajo y Alberche inunda el valle, prurrrrr, pio, pio piooo, de
una ladera contigua a mi izquierda se
levanta de pronto una bandada de perdices que despavoridas y a toda velocidad me
pasan por encima del puesto, me cuadro con una ¡pumm!!!! Inerte cae ladera abajo hecha un ovillo
¡Santa madre de Dios!!!! veras para encontrarla.
¿Pero qué les habrá espantado????? De pronto
veo a maese raposo bajar la ladera con sigilo, señorial, esgrimiendo su jopo con
altanero porte ¡viene derecho hacia mí!!!! sujeto la perra con el brazo
izquierdo y me agacho a esperarlo, como a unos ochenta metros cambia de dirección
y veo claramente que ya no podre tirarle, les chisto ¡chisssss!!!! me mira y
tras unos instantes se sienta en un pequeño risco de granito a observarme, la
perra es oscura de capa y yo llevo el traje de camuflaje del bosque, creo que
no nos ve, durante algunos minutos he podido contemplar la majestuosidad de
este bicho, que preciosidad, como le brilla el pelo, un encuentro inolvidable,
me levanto y le espanto con mi voz desapareciendo en segundos entre la frondosa
espesura, ¡Como decía Argote de Molina “estas y otras cosas acaecen en el monte”
difíciles de creer, pero reales como la vida misma.
Bajo la ladera para buscar la
perdiz entre la maleza, más o menos sé hacia dónde ha caído, Atenea va por
delante registrando la espesura cuando la veo que se queda de muestra, se lanza
entre las ramas de un enhebro y sale con la perdiz en la boca ¿Qué sería de mí
sin mi Perdiguera???
Algo más tarde, descuelgo dos
torcaces de sendos tiros, una de ellas herida se pierde a lo lejos y voy a ver
si la encuentro algo más tarde, sobre las diez, al abandonar la postura, según va
buscando filmo a la perra, gracias una vez más a su esfuerzo puedo recuperar
otra pieza ¿cuantas llevara ya????? ¡las he perdido de cuenta!!!
“Son
tan maravillosas las cosas que acaecen en el monte, que dudan muchas veces los
hombres de contarlas, porque la extrañeza de ellas las hace increíbles”
Argote de Molina: Discurso de La Montería,
Capitulo XLVI.
BUENA CAZA COMPAÑEROS
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