Buen sábado de montería y ya era hora
que nos tocara algo de suerte, la primera cochina se presenta zorreada, sigilosa en su acercamiento con prolongadas paradas para escuchar, los perros
habían desecho minutos antes todo el pelotón de cochinos encamados en el
barranco que domino desde mi postura y empezó el baile.
Un certero disparo en el codillo la
deja mal herida y muere a unos treinta metros de donde la disparo, sigo en
mi puesto a la escucha y puedo localizar la muerte del animal de frente a mí en
el interior de la espesura ¡tranquilo luego la busco!!! para eso está el perro.
Unos minutos más tarde ¡otra ladra!!!
Esta vez por mi espalda, como estará de espesura esta sierra que me pasa el
bicho a veinticinco metros y ni siquiera lo puedo ver, lo tiran más abajo, pero
por la ladra de los perros deduzco que se ha ido.
No he salido de un lance cuando me
encuentro inmerso en otro, otra vez por mi espalda, siento el pequeño chasquido
de una rama al romperse, muy sutil, pero un mirlo que sale como loco de entre
la jaras me pone alerta, ya lo intuyo, aunque no lo veo, está muy cerca, se
para y anda, en movimientos muy prudentes, a escasos diez metros y no lo puedo
ver, por fin localizo su silueta entre la maleza, aparece y desaparece como un
fantasma, escasamente puedo localizarlo con la vista, faldeando por lo más
espeso y con breves paradas para escuchar se me va saliendo de tiro, no puedo
esperar más o lo perderé, pummmmm el trueno del 30-06 retumba en el cortadero,
el cochino continua su camino, no sé si lo he alcanzado a pesar de su cercanía, pero creo que si.
Algo más tarde, se oye como los
perreros que vienen en sentido ascendente por la ladera se van acercando, los punteros comienzan una ladra que termina en agarre justo delante de mí,
a escasos cien metros, fijo que es el segundo que yo he tirado, llegan los
perreros al agarre y lo rematan, yo sigo esperando en mi puesto atento, los
cochinos prefieren morir dentro del monte, no quieren salir al cortadero, eso está
claro.
A todo esto, ya he contado más de
treinta tiros en mi armada y alrededores, un zorro me da un susto de muerte a
mi derecha, pero lo dejo pasar, ya sabéis, por si acaso el cochino sigue sus
pasos escudándose en él, me entro a huevo, lo podía haber fulminado.
Un rato después de que
pasaran los perros, siento de nuevo un roce re ramas entre las jaras y de nuevo avances sigilosos con
entrecortadas paradas, con el rifle
encarado le estoy esperando que salte al cortadero, cuando de repente una
corza, porca miseria, si por poco la endiño un tirascazo.
En esta sierra de Gredos, los cochinos son muy abundantes y los más viejos, como en todos sitios, son los más difíciles de abatir, pero hay que seguir intentándolo, entretanto procuro disfrutar de la belleza de este entorno, es un placer subir a estos picos y entablar un duro duelo con esto jabalíes de sierra.
Saludos y buena caza compañeros.
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