Se habrá repetido mil millones de veces que el perro es el
mejor amigo del hombre, es una de nuestras grandes frases tópicas. Pero ningún
hombre es, a su vez, tan amigo del perro como el hombre que caza.
La compenetración del cánido manso y el humano bravo llega
aquí casi a la perfección. Dice el inglés Arkwright, uno de los autores más
sabios en perros de muestra, que el cazador y su can están unidos por un lazo
invisible a través del cual se comunican y se entienden. Y esa unión es tan
grande que el cazador llega a comprender el lenguaje de sus perros.
Durante toda la vida se ha practicado la caza y en mi caso
particular, la mayor tal vez con menos pasión que la menor, pero en esta
última, siempre he admirado a sus maestros y a sus perros. A unos y a otros se
les suele separar en dos bandos “los de pelo” y “los de pluma”, división tal
vez poco científica para un naturalista de los de ahora, pero sin duda muy
clara y explícita para entenderla los cazadores. De ahí esta reflexión:
--¿Hay mamíferos cuadrúpedos de pluma?
-- Si, padre.
--¿Me los podéis responder?
-- Si, padre, son: el Perdiguero de Burgos, el gallego y el
navarro, y los pachones de España: los pointer, los setter y los espaniel de
Inglaterra; el braco y el grifón de Alemania; el spinone de Italia; los
espagneuls de Francia y otros varios.
¿Habrá algún naturalista “de campo” que se atreva a negar la existencia de mamíferos cuadrúpedos de pluma? Pues estos son los perros especializados en el rastreo de la “volatería”, singularmente de la perdiz, codorniz, becada, etc,etc. La mayor parte de ellos son de origen español, como los pointer, setter, espaniel y espagneuls, que proceden de parejas llevadas de aquí en otras épocas y que conservan, aunque degenerado el nombre de origen; pointer: puntero, espaniel (con variedad de setter y cocker) y espagneuls, esto es españoles. Es más, antaño al pointer se le llamaba, “Viejo puntero español”: Old Spanish Pointer.
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