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viernes, 28 de febrero de 2020

FINAL DE TEMPORADA 2019 / 2020

Decía William Arkwright en su obra maestra sobre los perros de muestra, EL POINTER Y SUS PREDECESORES, “que la ingente matanza de grandes cantidades de caza, no hacen por si solo al cazador”esto es algo que yo tengo asimilado en mi conciencia cazadora desde hace muchos años y no lo cito porque tiempo más tarde de mi iniciación en este noble arte encontrara en diferentes textos escritos estas y otras definiciones de manera más o menos categórica.   Mi padre, que fue el que se encargó de enseñarme desde muy temprana edad cuales eran los comportamientos de los diferentes animales en la naturaleza, también me enseñó cómo, cuándo y por qué, se deben cazar con respeto y nobleza, estoy refiriéndome a una época en la que los acotados eran casi menos representativos que los terrenos libres, más o menos sobre el primer lustro de los años setenta del pasado siglo.

CAZAR NO ES MATAR”,
 “No mates, caza. Porque no es lo mismo matar que cazar. La persecución, el acoso y la muerte de la pieza, siempre han exigido del cazador esfuerzo físico y agudeza mental. Y en cuanto al ejercicio de la caza contribuya a desarrollar tus músculos y afinar tus sentidos, será para ti una actividad noble y deportiva, regida por la eterna ética biológica.
Una sola pieza que te exija una tarde entera de persecución, una penosa espera desafiando al cierzo o un laborioso cálculo de estrategia cinegética, representará más alta conquista y más provechosa dedicación que cien infieles animales derribados con comodidad y sin fatiga. Porque no es la cantidad de capturas lo que forma y ennoblece al cazador, sino la calidad de las mismas.

             Félix Rodríguez de la Fuente.

Estas citas, nos  indican claramente que la caza no solo es aprecio por los espacios libres, sino una búsqueda deliberada de la probabilidad de llegar hasta las piezas en condiciones de persecución equitativa, teniendo en cuenta a los animales como oponentes dignos, además de una experiencia que practicada en grupo puede forjar amistades de por vida.

Esta, precisamente fue la idea que conscientemente y en primera instancia perseguíamos uno cuantos amigos reunidos por Jesús Reverte el pasado domingo día 23 de Febrero en la finca Boadilla, junto a las barrancas del río Tajo, disfrutar de una buena jornada y despedir la presente temporada cazando algunas de las bravas perdices que poseen estas empinadas laderas.

Ya en el comedor de la casa, la mañana dio comienzo con los clásicos cafés y la tertulia como antesala a la toma de contacto entre todos los que participaríamos de este día, poco a poco habíamos ido acudiendo a la cita programada por Guillermo en representación de la propiedad y Jesús Reverte, "GESTIÓN DE CAZA" como responsable en la organización de la cacería.

José Andrés, Dani y Juan, este último acompañado de sus hijos, Fernando más conocido como (Fer) y Rodrigo, más su sobrino Pepe, los tres muy jóvenes, procedentes todos de Toledo capital, mas Daniel de Burujón y José como maestro de cocina que se reincorporaría algo más tarde desde Gálvez, formaríamos el grupo que cazaría hoy las perdices en las Barrancas, además de un servidor.

Con un sol radiante que cada vez se alzaba con más poderío, descendimos a orillas del Tajo para formar la mano en sentido ascendente del terreno con el viento soplando en nuestra espalda, condición indispensable para que los perros que suelen salir muy fuertes a primera hora tengan la necesidad de volver hacia sus dueños nariz al viento, coartando así de manera natural el ímpetu fogoso y alejado de la búsqueda.

Las patirrojas no tardaron en dar la cara bajo la presión de los perros, una tras otra fueron frenadas en su impetuoso vuelo por certeros disparos según avanzaba la mañana, al completar la primera mano sobre los terrenos más altos de la finca y con todos los bandos esparcidos, empezó la verdadera lucha de los perros contra el calor y los pájaros que esquivos buscaban camuflarse entre la maraña de retamas y pastos.

Una segunda vuelta en sentido descendente y buscando cada uno con el perro a su libre albedrío, allá por donde las habíamos visto echarse, o simplemente donde se las oía cantar, fue la tónica general hasta la hora de la comida, donde José nos esperaba con el fuego a punto sobre las dos de la tarde.

Uno tras otro fuimos llegando todos de nuevo a la casa, algunos más exhausto que otros, pero contentos en definitiva por el estupendo día y pensando ya en reponer fuerzas.

Pájaros cobrados 21, algunos de bella factura y certero disparo, corriendo bien la mano, como mandan los cánones en la caza de estas aves. Para los más jóvenes que participaron demostrando ya excelente puntería, solo me queda animarlos a continuar con esta afición tan bonita que es la caza, sobre todo si se practica con el respeto y la nobleza que se merecen los animales.

Las cervezas, el vino fresquito y alguna que otra tapa de queso y embutido, fueron los prolegómenos a una excelente parrilla que reconfortaría plenamente y a la postre nuestras fuerzas desgastadas. El café y una hermosa bandeja de pasteles, estos últimos traídos por José desde Gálvez, darían paso a una sobremesa en la que no podían faltar alguna que otra copa y los comentarios sobre los lances acaecidos.

Agradecer como es de obligado cumplimiento, tanto a Guillermo como a Jesús Reverte, las atenciones recibidas, y en cuanto al resto del grupo que en este día cazamos juntos, ojala que el próximo año podamos juntarnos de nuevo en otra jornada como esta, en la que he tenido el gran placer de disfrutar de vuestra estupenda compañía.

Por último, recordar sobre todo a los más jóvenes que:

El cazador, cuando es bueno
Y hace cacería honrada,
No mete en culo ajeno
Ni pólvora, ni perdigonada.

Saludos, un fuerte abrazo para todos y hasta la próxima temporada. 

































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