Decía
William Arkwright en su obra maestra sobre los perros de muestra, EL POINTER Y SUS PREDECESORES, “que la ingente matanza de grandes
cantidades de caza, no hacen por si solo al cazador”, esto es algo
que yo tengo asimilado en mi conciencia cazadora desde hace muchos años y no lo
cito porque tiempo más tarde de mi iniciación en este noble arte encontrara en
diferentes textos escritos estas y otras definiciones de manera más o menos
categórica. Mi padre, que fue el que se encargó de enseñarme
desde muy temprana edad cuales eran los comportamientos de los diferentes
animales en la naturaleza, también me enseñó cómo, cuándo y por qué, se deben
cazar con respeto y nobleza, estoy refiriéndome a una época en la que los
acotados eran casi menos representativos que los terrenos libres, más o menos
sobre el primer lustro de los años setenta del pasado siglo.
“CAZAR NO ES
MATAR”,
“No mates, caza. Porque no es lo mismo matar que
cazar. La persecución, el acoso y la muerte de la pieza, siempre han exigido
del cazador esfuerzo físico y agudeza mental. Y en cuanto al ejercicio de la
caza contribuya a desarrollar tus músculos y afinar tus sentidos, será para ti
una actividad noble y deportiva, regida por la eterna ética biológica.
Una sola pieza que te exija una tarde entera de
persecución, una penosa espera desafiando al cierzo o un laborioso cálculo de
estrategia cinegética, representará más alta conquista y más provechosa
dedicación que cien infieles animales derribados con comodidad y sin fatiga.
Porque no es la cantidad de capturas lo que forma y ennoblece al cazador, sino
la calidad de las mismas.
Félix Rodríguez de la Fuente.
Estas citas,
nos indican claramente que la caza no solo es aprecio por los
espacios libres, sino una búsqueda deliberada de la probabilidad de llegar
hasta las piezas en condiciones de persecución equitativa, teniendo en cuenta a
los animales como oponentes dignos, además de una experiencia que practicada en
grupo puede forjar amistades de por vida.
Esta,
precisamente fue la idea que conscientemente y en primera instancia
perseguíamos uno cuantos amigos reunidos por Jesús Reverte el pasado domingo
día 23 de Febrero en la finca Boadilla, junto a las barrancas del río Tajo, disfrutar de una buena jornada y despedir la presente temporada
cazando algunas de las bravas perdices que poseen estas empinadas laderas.
Ya en el
comedor de la casa, la mañana dio comienzo con los clásicos cafés y la tertulia como
antesala a la toma de contacto entre todos los que participaríamos de este día,
poco a poco habíamos ido acudiendo a la cita programada por Guillermo en
representación de la propiedad y Jesús Reverte, "GESTIÓN DE CAZA" como responsable en la
organización de la cacería.
José Andrés,
Dani y Juan, este último acompañado de sus hijos, Fernando más conocido como
(Fer) y Rodrigo, más su sobrino Pepe, los tres muy jóvenes, procedentes todos
de Toledo capital, mas Daniel de Burujón y José como maestro de cocina que se
reincorporaría algo más tarde desde Gálvez, formaríamos el grupo que cazaría
hoy las perdices en las Barrancas, además de un servidor.
Con un sol
radiante que cada vez se alzaba con más poderío, descendimos a orillas del Tajo
para formar la mano en sentido ascendente del terreno con el viento soplando
en nuestra espalda, condición indispensable para que los perros que suelen
salir muy fuertes a primera hora tengan la necesidad de volver hacia sus dueños
nariz al viento, coartando así de manera natural el ímpetu fogoso y alejado de
la búsqueda.
Las patirrojas no tardaron en dar la cara bajo la presión de los perros, una tras
otra fueron frenadas en su impetuoso vuelo por certeros disparos según avanzaba
la mañana, al completar la primera mano sobre los terrenos más altos de la
finca y con todos los bandos esparcidos, empezó la verdadera lucha de los
perros contra el calor y los pájaros que esquivos buscaban camuflarse entre la
maraña de retamas y pastos.
Una segunda
vuelta en sentido descendente y buscando cada uno con el perro a su libre
albedrío, allá por donde las habíamos visto echarse, o simplemente donde se
las oía cantar, fue la tónica general hasta la hora de la comida, donde José
nos esperaba con el fuego a punto sobre las dos de la tarde.
Uno tras
otro fuimos llegando todos de nuevo a la casa, algunos más exhausto que otros,
pero contentos en definitiva por el estupendo día y pensando ya en reponer
fuerzas.
Pájaros
cobrados 21, algunos de bella factura y certero disparo, corriendo bien la
mano, como mandan los cánones en la caza de estas aves. Para los más jóvenes
que participaron demostrando ya excelente puntería, solo me queda animarlos a
continuar con esta afición tan bonita que es la caza, sobre todo si se practica
con el respeto y la nobleza que se merecen los animales.
Las
cervezas, el vino fresquito y alguna que otra tapa de queso y embutido, fueron
los prolegómenos a una excelente parrilla que reconfortaría plenamente y a la
postre nuestras fuerzas desgastadas. El café y una hermosa bandeja de pasteles,
estos últimos traídos por José desde Gálvez, darían paso a una sobremesa en la
que no podían faltar alguna que otra copa y los comentarios sobre los lances
acaecidos.
Agradecer
como es de obligado cumplimiento, tanto a Guillermo como a Jesús Reverte, las
atenciones recibidas, y en cuanto al resto del grupo que en este día cazamos
juntos, ojala que el próximo año podamos juntarnos de nuevo en otra jornada
como esta, en la que he tenido el gran placer de disfrutar de vuestra estupenda
compañía.
Por último,
recordar sobre todo a los más jóvenes que:
El cazador,
cuando es bueno
Y hace
cacería honrada,
No mete en
culo ajeno
Ni pólvora,
ni perdigonada.
Saludos, un
fuerte abrazo para todos y hasta la próxima temporada.
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