Así es mi perro de caza:
Mi perro de caza no es el más caro, ni el más bonito, ni el más
fino, no sale en revistas, ni papeles que digan lo que vale,
pero en el monte trabaja como a mí me gusta, no se rinde, no se esconde, tiene
hambre de presa, valor en el cuerpo y una pasión que lo hace único, mientras
otros se lucen en exposiciones, el mío se gana su lugar entre espinas, lodo y
barrancos, no lo cambiaría por ningún perro, porque ese perro es mío y
caza con el corazón. En la caza, el linaje se demuestra en el campo, no en los
papeles.
Puedes tener pedigree, pero si no aguantas el calor,
las espinas y jornadas largas, aquí no sirves, el monte no miente, solo los
bravos llegan al final.
Una caja torácica poderosa, pulmones grandes que dan fondo y
una resistencia que no se compra, son cualidades indispensables. Mientras otros
se rinden al trabajo, estos siguen cazando, no son los más famosos, ni los más
bonitos, pero cuando el monte aprieta y la jornada se alarga son los que
aguantan, por eso nosotros que lo sabemos los valoramos como se merecen.
Un buen perro de caza no se rinde nunca, es el que se adelanta
encuentra la presa y la enfrenta, aunque nadie lo vea, los mejores no son
siempre los más obedientes, si no los más decididos.










