La caza con perro de muestra, es una adicción tan potente que
el cazador que la practica no la suele dejar, a veces solitario y poco comprendido vaga por
el coto en busca de ese lance soñado que rara vez llega a consumarse, pero que
cuando acontece, la satisfacción que se siente no es comparable a cualquier
otro lance de caza.
Bien, pues el sábado pasado acompañado de Agustín un buen
amigo al que invite a pasar la mañana conmigo, pudimos disfrutar de dos lances
sobre codorniz salvaje que nunca nos hubiéramos imaginado al comienzo de la cacería,
al entrar en un rastrojo donde aún no se han alzado las tierras con el arado los
pequeños restos de paja amontonados en hileras nos guardaban una gran sorpresa,
las dos perras empezaron a dar muestras de cierta alegría con el descubrimiento
de algunos rastros calientes, la sutil nariz de Lisa (Perdiguera de Burgos),
fue la primera en captar los rastros y ponernos alerta, al instante Rita
(Pachón Navarro) que se había adelantado algo más por delante en el terreno nos
regala la primera muestra quedándose bloqueada con una parada pétrea y de gran
plasticidad, la salida fulgurante de estas escurridizas avecillas y su escaso
tamaño ponen a prueba al tirador más experimentado pues su rapidez de vuelo suele
ser endiablada, a su veloz huida Agustín le pone freno con un certero segundo disparo.
Tras el cobro de Lisa, reanudamos la mano por si acaso no estuviera
sola y hubiera alguna más, cosa que ya nos parecía bastante factible, como así
fue, ni dos minutos tardo Rita en bloquearse de nuevo, solo que esta vez la
codorniz alertada por los disparos anteriores y el bullicio en el cobro de los
perros, salió como un misil sin aguantar la muestra de la perra, la respuesta
de nuevo de Agustín la detuvo en pleno vuelo con otro certero y único disparo.
Tras un nuevo cobro, esta vez sí a cargo de Rita, reanudamos
la mano en busca de alguna más, abandonando esta al darnos cuenta que eran una
pareja, macho y hembra y seguramente no habría más, como así pudimos comprobar.
Como íbamos a sospechar nosotros que en las fechas que estamos iba ser posible
el abatimiento de estos dos ejemplares completamente salvajes, toda una
sorpresa sin duda.
El orejudo, fue el colofón de la mañana, el término de una faena en la que disfrutamos de dos lances para el recuerdo, de esos con los que la diosa Diana te premia de muy tarde en tarde.
Con energías y anhelos renovados madrugamos de nuevo el
domingo para enfrentarnos a las patirrojas, en esta ocasión invitado por otro
buen amigo a su finca privada, donde la población de perdiz brava es de
bastante densidad gracias a los cuidados que se le dedican y a los escasos dos
o tres días de caza a las que se las somete, siempre en buena lid y con el
perro por delante.
Cazar perdices bravas de poder a poder intentando alcanzarlas
a base de piernas y vuelo tras vuelo hasta
esparcir las bandadas para tener alguna posibilidad, no es tarea fácil, máxime
si el terreno en cuestión es muy quebrado con laderas muy escarpadas que hay
que ganar a base de esfuerzo físico, un esfuerzo que se puede dilatar hasta
bien entrada la mañana si quieres tener alguna oportunidad de tiro sobre
algunas rezagadas, ya que esta orografía y su espesura las beneficia
en la huida levantándose largas y vuelos muy fuertes. Toda una odisea que puede
terminar, como termina casi siempre, con una paliza en las piernas en las que
las agujetas se instalas durante los próximos tres días.
Con mucha fortuna y siempre gracias al fenomenal trabajo de
las dos perras, pude descolgar esta dos, para que os hagáis una idea, solo pude
realizar tres disparos después de toda la mañana subiendo y bajando cerros y
barrancos, cuando dabas con ellas se levantaban a más de cien metros, incluso
algunas a bastante más, las que iba separando dejándolas solas las tenía
que disparar a más de cuarenta o cincuenta metros, los perros no paran ni una,
no les dan opción, las dos que abatí las descolgué con un único disparo, mucho
adelanto y mucha suerte, pues no te conceden muchas opciones. Ya llevo varios
años yendo a cazar las perdices de esta finca y os aseguro que no conozco
perdices más bravas que estas, salvo aquellas que recuerdo haber cazado hace ya
muchos años.
Como de costumbre, mi más sincera enhorabuena a la propiedad y
mil gracias por dejarme disfrutar de la persecución y captura de estas emblemáticas aves ibéricas, de las que (desgraciadamente)
ya quedan muy pocas.
Saludos y buena caza compañeros.
LA CAZA CON ESCOPETA Y PERRO
No cuento con convertir, para la caza con perro, a muchos incrédulos, porque creo que la afición a esta clase de caza es algo innato. Incluso dudo de si será deseable, con la pléyade actual de cazadores, abrir los ojos a la multitud sobre el atractivo de esta clase de caza. Hay, en esta caza, un atractivo misterioso, que no convierte a todas las naturalezas y que no es fácil de describir en prosa ordinaria. Cuando el terreno está abonado para ello, la flor de este don intuitivo florece, a veces pronto, a veces tarde, a veces en medio de una perrera, a veces en la ladera de un monte. ¿Cuándo fue plantada? Nadie lo sabe. Pero una vez firme en el corazón de un hombre, nada la puede desarraigar.
William Arkwright
El POINTER Y SUS PRDECESORES
Capitulo VII, Pág….229


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