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lunes, 11 de diciembre de 2017

LA CAZA


LA CAZA: Está definida en textos muy antiguos como un “ARTE MILENARIO QUE SOLO DEBERIA SER PRACTICADO POR CABALLEROS”. Estoy absolutamente seguro de que si todos los que practicamos esta ancestral pasión, hubiéramos sido respetuosos con la naturaleza y sus moradores hasta el punto de plantearnos razonablemente y sin fanatismos lo que significa segar la vida de un animal, sería muy probable que muchos de nuestros cotos no se encontrarían en el lamentable estado que están. El banal interés por lo económico, la avaricia por matar más que el que caza a tu lado, el creer que esto no se acabaría nunca, nos ha llevado a cazar gallinas criadas a propósito según para que ocasión, y entre tanto nuestra perdiz roja, esa que sí es de verdad, esa que templa con rigor las muestras de nuestros perros, sigue hundida en un descalabrado declive en vías de desaparición, ¡¡¡pero no pasa nada!!!! porque como dicen algunos: "-¡Cuando se acabe se acabo!",  y: "- Para que yo lo deje y otro listo se lo lleve, ya me lo llevo yo". Esta forma de pensar no es nueva, ni solo de nuestro tiempo, entre los que se han llamado así mismo cazadores, siempre hubo individuos con la creencia generalizada de que la masacre de animales hace por si sola al cazador, si este es el título que algunos necesitan para acreditarse como cazadores es porque desconocen el verdadero sentido de la caza y la belleza de la naturaleza y sus encantos.

"Todo es ostentación, de principio a fin. Hay que llenar la percha tan rápido como sea posible, por cualquier medio, sin preocuparse por la deportividad, éste es el lema del momento".


Bello ejemplo de amor a la propaganda que ha reemplazado al amor por el deporte, he aquí el común denominador de los hijos actuales del gatillo".

(Remarks on the Decrease of Grouse 1858, pág 13)

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