“Salta de entre los tomillos como un resorte, sorprendiendo a
los perros que ya andaban detrás de su rastro,
¡¡¡pumm!!! Fallo el primer tiro, demasiado cerca, ¡¡¡pumm!!! De forma brusca, queda frenada en seco su impetuosa carrera rodando la cuesta
abajo, Dita que lo perseguía a toda velocidad me lo cobra a la mano”.
Parece mentira, en las fechas que estamos con la temporada
de caza a punto de terminar y seguimos matando caza en el coto casi como el
primer día. Tres conejos en poco más de una hora y media y todo por la decisión
acertada de no cazar en el descaste de verano, cosa que ha venido a reforzar
las poblaciones de conejo que en otoño nos hacen disfrutar tanto con los perros.
Flink y Dita, los bracos con los que he cazado hoy son dos
buenos ejemplares representativos de su raza, Flink posee una nariz de esas
privilegiadas para la caza en general haciendo tomas de punto a distancias más
que considerables, guiando a continuación como si fuera un felino, su debilidad
es la perdiz.
Dita por su parte, sin desprestigiar su poder olfativo, no
puede llegar al nivel de nariz de Flink, pero es todo pundonor, instinto puro
de caza, cobrando todo lo que se le mata, tanto en tierra como en agua, da
igual el bicho que sea, en la mayor, rastrea las pistas de sangre de las reses
con gran eficiencia, sobresaliendo en el trabajo en agua donde es una verdadera
máquina incansable, es tal su pasión, que a veces pienso que sueña con la cazar.
A las 11,15 ya estaba el cupo hecho y para casa con una gran satisfacción
para los perros y para mí, estas son las cosas que tiene la caza, llamémosle suerte
o como se quiera, “más vale llegar a tiempo, que rondar un año” dice el
refranero popular español.
Saludos y buena caza, aunque ya queda poco.
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